Con la llegada de la primavera, tenemos que prestar atención a algunas cuestiones acerca de la salud de nuestros perros. Claro que los perros que viven en la ciudad están alejados de la mayoría de estos peligros que se relacionan con algunas plantas o insectos, pero puede suceder que viajemos y, como siempre, es bueno estar prevenidos.
Veamos cuáles son los elementos más comunes que podemos encontrar:
Alergia a ciertas plantas: igual que nos ocurre a los humanos, los perros pueden afectarse con el polen y sufrir algunos síntomas de los más comunes como lagrimeo, estornudos o picazones. En estos casos podemos confirmar con el veterinario que realizará las pruebas necesarias y asignará el tratamiento. En la ciudad de Buenos Aires, el plátano, es un árbol que genera muchísimas molestias relacionadas con la alergia al generar mucha cantidad de polen que se dispersa en el aire, además de sus frutos que poseen unas pelusas en la base que al caer y ser olfateados generan mucha irritación.
Picaduras de insectos: con la subida de las temperaturas la actividad de los insectos (avispas, abejas, arañas, mosquitos) aumenta. Los síntomas de su picadura son múltiples, pero lo más importante es estar alerta de posibles inflamaciones en la boca o la garganta, que pueden generar insuficiencias respiratorias o asfixia.
Parásitos externos: las pulgas y garrapatas son los eternos enemigos de nuestro perro, suelen aparecer más aún durante las estaciones más calurosas y húmedas, estos parásitos se alimentan de la sangre y generan a través de la picadura, distintas infecciones y enfermedades. Es imporatnte el uso mensual de pipetas o pastillas antipulgas y garrapatas.
Leishmania: esta enfermedad se propaga a través de la picadura del mosquito Phlebotomus. Algunos de los síntomas son: pérdida de peso, caída del pelo, hemorragias nasales, diarreas... Existe la vacuna contra la leishmaniosis, pero también podemos proteger a nuestros perros utilizando repelentes en formato de collares o spray, o antiparasitarios externos, para evitar que el mosquito se les acerque.
Orugas procesionarias: las orugas de los pinos o procesionarias descienden de su nido entre febrero y marzo. Bajan por el tronco del árbol una detrás de otra como en una procesión (de ahí su nombre). Están recubiertas por pelos que al clavarse en la piel liberan una toxina muy peligrosa, sobre todo si se clavan en la lengua o en la laringe. Para evitarlas hay que mantenerse alejado de, especialmente, los pinos.
Espigas: las espigas son plantas que encontramos fundamentalmente en zonas campestres y a veces, en algunos parques urbanos. Las semillas que desprenden poseen una pequeñas espinas que al pinchar o clavarse pueden irritar zonas sensibles como los ojos, la nariz u oídos provocando diversas infecciones o inflamaciones (otitis, úlceras corneales...). Los perros de pelo largo son más propensos a afectarse ya que su pelaje facilita que se adhieran las semillas. Por eso, si los paseamos por lugares donde hay espigas, será bueno que les hagamos una revisión después de cada paseo y/o les cortemos el pelo. La herida por una espiga clavada requiere tratamiento veterinario que evite infecciones.
Recordá que ante la duda, la preparación de un viaje o un paseo al aire libre en un ambiente diferente al habitual, es conveniente consultar con el veterinario si es necesario tomar precauciones extras para prevenir problemas de salud en nuestros perros.